Hoy me gustaría comentaros varios puntos que me han parecido interesantes sobre la traducción de Corazones monstruosos. Esta entrada se fue gestando durante el proceso de lectura y traducción de este juego de rol, ya que he considerado que algunos aspectos deberían explicarse para un lector desconocedor del movimiento LGTB o como curiosidades para aquellos que quieran saber un poco más sobre el oficio del traductor.
Nada de lo aquí presentado se puede tomar como «la gran verdad» o «la única opción». Existen otras formas de trabajar y otras soluciones a los problemas que he percibido durante mi labor. Por ello, os animo a echar un vistazo a los grandes debates históricos de la traductología.
Esta entrada va a estar dividida en dos puntos: en el primero de ellos quiero situar el juego para quien no lo conozca, hablar del público en el que he pensado a la hora de traducir y otros aspectos relacionados. En el segundo punto quiero centrarme más en la traducción y en los criterios que he seguido en algunos puntos importantes.
Esta entrada va a estar dividida en dos puntos: en el primero de ellos quiero situar el juego para quien no lo conozca, hablar del público en el que he pensado a la hora de traducir y otros aspectos relacionados. En el segundo punto quiero centrarme más en la traducción y en los criterios que he seguido en algunos puntos importantes.
Algunos apuntes sobre Corazones monstruosos
¿Qué es Corazones monstruosos?
Es un juego de rol con el sistema de Apocalypse World (el origen de los PbtA), que fue traducido al español por José Muñoz y Alejandro Muñoz y publicado por conBarba/Nosolorol. La ambientación de Corazones monstruosos tiene como protagonistas a adolescentes que son monstruos (tanto literal como metafóricamente) y que además de lidiar con los problemas de su edad, también lo hacen con su identidad y sexualidad. Se sitúa en un mundo similar al nuestro en el momento actual, pero su ambientación estaría más enmarcada en la «fantasía urbana» por ese componente fantástico tanto de los monstruos como de la magia que tienen.
¿Quién es Avery Alder?
Es una escritora y diseñadora de juegos de rol que publica en su propia editorial, Buried without Ceremony, y cuyos juegos parecen estar centrados en componentes sociales, con un fuerte punto de denuncia. También son obra suya The Quiet Year y Dream Askew / Dream Apart, el cual pudo ser publicado gracias a un mecenazgo.
Corazones monstruosos cuenta además con la colaboración de Ciel Sainte-Marie, James Mendez Hodes y Jeeyon Shim para los apartados sobre el racismo, Daniel Wood como editor y Cecilia Reis como portadista. En el pequeño suplemento llamado «Pueblos» colaboraron Jackson Tegu, anna anthropy, Marissa Kelly y Mark Diaz Truman (que trabajaron en Sombras urbanas), Kieron Gillen, Kira Magrann y Naomi Clark, además de Ciel Sainte-Marie, que ya había escrito para el básico.
El público de Corazones monstruosos
He partido de una idea base: el público objetivo de esta obra es rolero (o acaba de conocer los juegos de rol) pero no necesariamente tiene conocimientos sobre el movimiento LGTB, su lucha y su terminología, por lo que consideré que necesitaba una explicación rápida sobre el tema que acabó dando lugar a esta otra entrada. Si consideráis que necesitáis una pequeña guía para comprender este tema, espero que esta sea clara y concisa para los profanos en la materia (donde me sigo incluyendo).
El género en Corazones monstruosos
Uno de los «puntos problemáticos» de este texto era precisamente el uso de los pronombres personales que hacía la autora. En el original, Avery Alder emplea frecuentemente el artículo «they» para referirse a la tercera persona de singular como una marca de género neutro (ni masculino ni femenino). Por ello tuve que pensar en varias opciones y en cuál funcionaría mejor para el público que tenía en mente para esta traducción.
En un primer lugar pensé que era importante mantener esta referencia consciente de carácter reivindicativo y político de la autora. El equivalente en español es la forma neutra acabada en «-e» que se emplea desde el activismo. Si hubiese optado por esta opción, este podría haber sido un ejemplo real del juego: «Ganas una hebra sobre elle y elle escoge una de las reacciones». Quedaría en dicho caso descartado el «masculino neutro» (ese que empleamos para nombrar a un grupo desde que haya un hombre o macho en el conjunto), el uso continuado de «persona» para usar el femenino o el uso de «-x» o «-@» ya que, al parecer, ambas son un problema para los programas de lectura para las personas invidentes.
Al final opté por una solución mucho más conservadora para el manual básico que he pensado que sería más cómoda para el lector no activista (a pesar de sentir que traiciono con ello a la autora en cierto modo). Por ejemplo, cuando se describe una piel con este pronombre pero se ve que son referencias al singular he optado por mantener una forma neutra (género masculino en español), intercalando en ocasiones con referencias a «persona» o personaje (e incluso «el otro» o «ese/este/aquel» para referirme al antecedente). En el suplemento «Pueblos» sí que aparece algún personaje con «le/elle» para distinguirlos de los que tenían referencias masculinas o femeninas en su breve descripción.
En un primer lugar pensé que era importante mantener esta referencia consciente de carácter reivindicativo y político de la autora. El equivalente en español es la forma neutra acabada en «-e» que se emplea desde el activismo. Si hubiese optado por esta opción, este podría haber sido un ejemplo real del juego: «Ganas una hebra sobre elle y elle escoge una de las reacciones». Quedaría en dicho caso descartado el «masculino neutro» (ese que empleamos para nombrar a un grupo desde que haya un hombre o macho en el conjunto), el uso continuado de «persona» para usar el femenino o el uso de «-x» o «-@» ya que, al parecer, ambas son un problema para los programas de lectura para las personas invidentes.
Al final opté por una solución mucho más conservadora para el manual básico que he pensado que sería más cómoda para el lector no activista (a pesar de sentir que traiciono con ello a la autora en cierto modo). Por ejemplo, cuando se describe una piel con este pronombre pero se ve que son referencias al singular he optado por mantener una forma neutra (género masculino en español), intercalando en ocasiones con referencias a «persona» o personaje (e incluso «el otro» o «ese/este/aquel» para referirme al antecedente). En el suplemento «Pueblos» sí que aparece algún personaje con «le/elle» para distinguirlos de los que tenían referencias masculinas o femeninas en su breve descripción.
El mayor problema surgía al presentar cada una de las pieles para su libreto, ya que el artículo determinado en inglés no tiene género de una forma marcada como sucede en español (es «el» o «la» cuando nos referimos a personas) así que «the vampire» tenía que pasar a ser o «el vampiro» o «la vampiresa». Opté por lo más cómodo, que era dejar el artículo más frecuente para esas ideas y cambiarlo cuando el personaje de ejemplo tiene un género conocido. Así, cuando hablamos de los libretos, nos encontramos con que una de las pieles llama «the witch», no «the mage» ni «the warlock», y por ello opté por «la bruja». El otro ejemplo curioso es «the queen», donde todos los personajes del básico y del suplemento han sido femeninos o neutros. En cambio, los personajes de ejemplo que nos enseñan cómo jugar tenían que estar adaptados para la ocasión: Gerard es un brujo (no una bruja), Cassidy es una mujer lobo (no hombre lobo mujer ni nada del estilo) y Laeli es simplemente una mortal.
El problema queer: qué es y cómo nombrarlo
La duda sobre el público que planteaba más arriba viene desde el primer capítulo con la aparición de la palabra queer que pedía a gritos o una traducción o una nota para explicar qué es al lector.
Personalmente no me gusta tener que dejar palabras en inglés porque me da la sensación de que he sido una vaga y no he buscado lo suficiente un equivalente que funcione bien en español. Y a vueltas con lo queer recordé el título de una obra: Teoría queer: políticas bolleras, maricas, trans, mestizas donde precisamente en la introducción del libro explican este término (cita al diccionario de Oxford incluida) y la problemática de traducirla o dejarla en inglés. Por no enrollarme más que una persiana decir que tanto la academia como el activismo han empleado el término en inglés en sus discursos (aunque también me he topado por la red con algún «cuir» que si que me ha producido autentica extrañeza porque de primeras, viendo la palabra, no sabes a qué se supone que se refiere... normal siendo una suerte de «transcripción» a nuestra grafía).
Personalmente no me gusta tener que dejar palabras en inglés porque me da la sensación de que he sido una vaga y no he buscado lo suficiente un equivalente que funcione bien en español. Y a vueltas con lo queer recordé el título de una obra: Teoría queer: políticas bolleras, maricas, trans, mestizas donde precisamente en la introducción del libro explican este término (cita al diccionario de Oxford incluida) y la problemática de traducirla o dejarla en inglés. Por no enrollarme más que una persiana decir que tanto la academia como el activismo han empleado el término en inglés en sus discursos (aunque también me he topado por la red con algún «cuir» que si que me ha producido autentica extrañeza porque de primeras, viendo la palabra, no sabes a qué se supone que se refiere... normal siendo una suerte de «transcripción» a nuestra grafía).
Lo que finalmente más me pesó fue la pérdida del insulto queer, ya que en origen esta palabra era empleada como un insulto, siendo un equivalente al «invertido» para los hispanohablantes y todas las traducciones en las que pensé estaban centradas en los hombres homosexuales, invisibilizando todo lo demás que está bajo el paraguas queer. Podría ser equivalen a «maricón», «desviado» y términos similares (y si quiero incluir a mujeres entonces tendría que añadir «bollera», «tortillera», etc. y me dejaría fuera a trans y bisexuales, sin ir muy lejos).
Queer hace referencia todas aquellas identidades de género y orientaciones sexuales fuera de la denominada «heteronormatividad» y de lo «cis» (en oposición a lo «trans» y diversas opciones no binarias) aunque para algunos también incluiría la raza, la clase y las capacidades especiales (siendo queer todo lo ajeno a la norma de «persona cis heterosexual blanca de clase media y sin discapacidades»). Esta idea se recoge en Queer: una novela gráfica de Meg-John Barker y Julia Scheele.
En el caso de la asexualidad, solo era necesario señalar que «ace» es una abreviatura usada con frecuencia en inglés para referirse a los asexuales (su equivalente español es «as») ya que en la descripción de ese apartado del libro queda clara su definición.
Aspectos sobre la traducción
Mi guía a la hora de traducir son las palabras de uno de mis profesores (y director de mi trabajo de fin de máster) que nos decía que siempre debíamos ser fieles a la lengua de llegada. Por ello mi objetivo siempre es ser fiel al español, a sus construcciones, a su vocabulario y a sus hablantes. Deben sentir el texto, como decía mi profesor, natural. No pueden darse cuenta o tener la sensación de estar leyendo una traducción, como aquel que descubre cómo funciona el truco de un mago o ve los hilos o los cambios entre el actor o actriz y su doble en las escenas de acción. Por ello, creo que uno de los aspectos clave para un traductor es amar sus lenguas, no solamente una de ellas (el otro fundamental es una eterna curiosidad). Con esto en mente, estos eran algunos puntos a tener en cuenta:
Uso de mayúsculas y minúsculas
Aquí he seguido la norma general para el español (siendo mi guía el criterio de las Academias reflejado en la Ortografía de 2010, otras obras de la RAE y Fundéu), a diferencia de otras obras donde se prima el uso de las mayúsculas para todos los denominados «términos de juego». ¿Por qué? os preguntaréis. Por la simple razón de que en la lengua inglesa es mucho más habitual el uso de mayúsculas que en el español, como por ejemplo sucede en los títulos de obras. La norma general sitúa las mayúsculas para los nombres propios (Ángela, Rodrigo, Castellón) y con ciertos signos ortográficos, como el punto. Me parece mucho más natural la lectura con todos estos términos de la forma que les corresponde de manera natural, ya que sabrás que son importantes en el juego por cómo son nombrados, explicados e incluso repetidos en varias ocasiones. En los ejemplos de juego, los movimientos aparecen integrados dentro del texto, resaltados por las negritas únicamente: «Gerard está haciendo lo posible para persuadir a Laeli y Gabriella decide que está gastando una hebra para tentarla para que haga lo que él quiera.».
Uso de las tildes
Después de la última reforma ortográfica del español (que aparece recogida en Ortografía de 2010) algunas palabras han perdido la tilde porque no había motivos lingüísticos para que las tuviesen en primer lugar. En este caso están sólo/solo, éste/este (y sus compañeros) y alguna más, que antes llevaban tilde para distinguir cuándo era un uso y cuándo el otro (a pesar de que por contexto siempre vas a saber cuál es).
Si queréis conocer más sobre el tema, Elena Álvarez Mellado (lingüista que no me cansaré de recomendar) tiene un gran artículo explicando la nostalgia de la tilde en sólo.
Signos de puntuación: las comillas y los guiones
Las comillas angulares (« ») son las que se prefieren en español y las primeras en orden; luego irían las inglesas (" ") y por último las simples (' '). Este orden es muy práctico cuando encuentras citas dentro de citas, os lo aseguro. Por ello, el texto usa comillas angulares (que además son muy chulas).
He optado por escribir el diálogo con rayas en vez de emplear las comillas como se hace en inglés porque aquello es lo natural en español. La única excepción son los pensamientos, que si pueden ir entre comillas y algún ejemplo breve.
Números
He seguido también un criterio con los números: van en cifra los valores («Sexy -1, Frío 2, Voluble -1 y Oscuro 1»), los resultados de dado y los resultados de la tirada («7-9»); en cambio van escritos en palabra cuando son sumas o restas o en referencias a la cantidad de algo («Ganas un punto de experiencia»). Así quedan resaltados los números que son más importantes en un vistazo rápido.
Términos conflictivos y sus traducciones
Siguiendo la tradición de las traducciones de la obra de Lovecraft, he optado por la castellanización de «ghoul» como «gul», más cercana a la fonética del árabe original de este término (y que además el inglés tomó del francés) frente a otras opciones como «necrófago». Siendo la primera aparición de estos seres en Las mil y una noches creo que es mejor tomar un término más cercano a ese árabe original que tantas palabras ha dejado en nuestra lengua.
Uno de los términos empleados en juegos de rol que suelo ver en su voz original es «one-shot», lo que para mi no deja de ser una partida que se pueda una única sesión (como por ejemplo en unas jornadas de rol). Por lo tanto vais a ver esta referencia traducida en mis textos siempre que los editores me lo permitan.
Otras curiosidades
Una breve mención sobre el deporte. Tenemos dos tipos de fútbol que en inglés se denominan con dos sustantivos diferentes: «soccer», que es el fútbol que conocemos todos los españoles, y «football», que se refiere al que conocemos como «fútbol americano». Ambos deportes conviven en este juego y por eso vais a ver que en algunos ejemplos son solo fútbol y otros llevan la etiqueta «americano». Además, juraría que hay cierta asociación entre el fútbol «europeo» y las lesbianas que recordé al ver que Laeli y Cassidy practicaban este deporte en los ejemplos.
El tono del libro es bastante coloquial y esto me ha permitido tener un registro diferente comparado con otros manuales. Aquí los personajes las pasan canutas («to see them through some shit»), no se juega a pillar a la gente («don't play gotcha»), se lían a ostias («Lash Out Physically») y en general mandan las cosas a la mierda a la primera de cambio... ¡porque así son los adolescentes! Esa pasión y ese torrente de emociones se refleja en cómo se comportan y hablan. En este aspecto he buscado la mayor naturalidad en español y me gusta mucho tirar de frases hechas para dar ese color (si no, todo estaría plagado de «mierdas» y «joderes» y no siempre es algo que escucharía decir a alguien de por aquí).
Hasta aquí llegó mi primera entrada sobre la traducción de un libro. Espero que os haya resultado interesante y poder contaros más curiosidades en un futuro.
El tono del libro es bastante coloquial y esto me ha permitido tener un registro diferente comparado con otros manuales. Aquí los personajes las pasan canutas («to see them through some shit»), no se juega a pillar a la gente («don't play gotcha»), se lían a ostias («Lash Out Physically») y en general mandan las cosas a la mierda a la primera de cambio... ¡porque así son los adolescentes! Esa pasión y ese torrente de emociones se refleja en cómo se comportan y hablan. En este aspecto he buscado la mayor naturalidad en español y me gusta mucho tirar de frases hechas para dar ese color (si no, todo estaría plagado de «mierdas» y «joderes» y no siempre es algo que escucharía decir a alguien de por aquí).
Hasta aquí llegó mi primera entrada sobre la traducción de un libro. Espero que os haya resultado interesante y poder contaros más curiosidades en un futuro.
Referencias
Eldiario.es - Todas, tod@s, todxs, todes: historia de la disidencia gramatical
Eldiario.es - Teoría marica o el insulto como bandera
Eldiario.es - Teoría marica o el insulto como bandera
Material gráfico: Imágenes del juego usadas con el permiso de su creadora, Avery Alder.
5 Comentarios
Aunque el juego no me interesa mucho, siendo sincero (no me importaría jugarlo, pero no me veo narrándolo) si que me resultan muy interesantes estas entradas sobre los quebraderos de cabeza de traducción, ya que es un mundillo poco conocido pero vital para la aficion rolera ya que no todo el mundo lee libros en otros idiomas.
ResponderEliminarVamos, que estoy pidiendo de forma velada mas mntradas de este tipo ;P
¡Gracias! Tengo medio escrita una continuación de esta entrada con algunos lugares y culturas mencionadas en el juego y pensada una sobre un proyecto del que no puedo hablar uno, pero en línea de esta segunda parte.
EliminarLo que más me cuesta es discernir si es algo interesante a contar o no.
Por el resto no se, pero al menos a mi estos "making of.." me encantan
EliminarJo, superinteresante. Yo personalmente no soy muy fan de no usar el generico masculino habitual, aunque intento cambiarlo, pero si soy muy consciente de lo neutro que es el ingles. Pero veo que es un manual complicado de traducir. Lo que no acabo de ver es que siendo un texto que lleva tanto poso LGTBI porque no has usado el -e que es lo que se pide desde una parte del colectivo?
EliminarMe alegro de que te pareciese interesante el artículo, Burrisol :)
EliminarHay varias cosillas con lo que comentas:
La primera es que realmente el inglés no es tan neutro como lo percibimos los hispanohablantes, ya que ellos se encuentran con esta problemática del género en otros puntos (como en su uso obligatorio de los pronombres). Eso sí, parece más extendido en su lengua el uso del "género neutro" (¡y desde hace mucho!).
Sobre el segundo punto, fue una decisión difícil y el equipo editorial ha preferido optar por una mayor legibilidad del texto, teniendo en cuenta el público objetivo que indicaba en el artículo, y por eso se ha usado solo en momentos puntuales de la obra. Es una pequeña traición a la autora (que no al coletivo, ya que ese es un debate más complejo), pero creo que el lector medio lo va a agradecer. Quizá en próximos manuales se pueda manejar de otra forma este tema.
Y finalmente, todos los textos tienen alguna complicación en su traducción, parezca más o menos obvia esta desde fuera. ¡Siempre hay un reto y algo de lo que aprender! :)