Esta mierda me supera: el bloqueo lector y la sociedad

Este es otro de esos artículos de corte personal donde vuelvo a contar algo de mi vida (el primero fue este, dedicado a mis personajes) y surge más para compartir una idea que me ronda la cabeza que para cambiar el mundo en sí. Llevo una temporada con un bloqueo lector importante por diferentes cuestiones de la vida, pero para entenderlo quizá lo mejor sea retroceder un par de años.

La lectura es algo que, una vez me atrapó, ha formado parte de mi vida tanto como la música... y me cuesta recordar épocas sin una de las dos. Y fue finalmente aquella pasión, junto a un más frío razonamiento sobre la cantidad de años invertidos en estudiar inglés, lo que me llevó a matricularme en Grado de Estudios ingleses (filología inglesa para los amigos), decidir dedicarme a la traducción de manera profesional, hacer una Certificación profesional en Producción editorial y matricularme en un Máster en Traducción literaria. Azares de la vida y desventuras varias después, terminé dejando esta profesión para adentrarme en otra relacionada con mis amados libros: la biblioteconomía.

Recuerdo con gran cariño mis años universitarios porque fue una época de apuntarme a muchas actividades culturales y DEVORAR libros de todo tipo, tanto lecturas obligatorias como cierta ampliación del currículo fruto de tirarme horas paseando por las diferentes bibliotecas de mi facultad. Durante ese período he tocado todos los géneros, del ensayo a la poesía y del teatro a la narrativa, más los cómics y, claro está, los juegos de rol (tanto por trabajo como por placer). Y si quizá no fuese el mayor en números, este ritmo cambió al acabar la universidad y también bajó la cantidad de artículos publicados en el blog (pero espero que a cambio estos hayan ganado en calidad y profundidad).

Sin embargo, en este momento me siento con pocas ganas de abrir una novela, y mucho menos un ensayo. Siento (de manera injusta, todo sea dicho) que el tiempo que le voy a dedicar a esa obra bien podría emplearlo en estudiar para estar más preparada para el próximo examen de oposición al que me presente. Sí, eso tiene cierto sentido, ya que me juego un buen trabajo (y estable) dedicado a algo que me apasiona, ¿pero dónde queda mi tiempo de ocio como individuo? Otra cosa que me frena cuando pienso en empezar una obra es la idea de que me encantaría transmitir todo lo que me ha hecho sentir dicha obra en un artículo para este blog; pero claro, eso lleva también bastante tiempo que no puedo dedicar a otra cosa. Y básicamente esta es la espiral destructiva en la que mi yo lector se encuentra.

Me animo un poco más con los cómics, especialmente los manga yuri, ya que en menos de dos horas se ha terminado el tomo... pero la presión de crear algo sigue ahí. Y quizá lo que más me está costando es reconectar con la lectura de juegos de rol, a pesar de que son una parte muy importante de mi vida, pero eso es otra historia. Por ahora estoy redescubriendo el manga como una suerte de placer culposo que puedo comentar con mis amigos, aunque suelan ser aquellos a los que aún no he podido desvirtualizar. ¿Serán la clave para salir de este bache lector? Quizá sí, como le sucedió a mi amigo International Khiladi, autor de Otaku a los cincuenta.

Supongo que este artículo en parte es una crítica al ritmo de vida que llevamos, donde nos sentimos culpables por disfrutar de un merecido tiempo libre de descanso con nuestra afición favorita, pero también para romper una lanza en favor del cómic, la novela gráfica, el manga: del arte secuencial en cualquiera de sus formas, de cualquier origen y con la etiqueta que prefieras ponerle. Aún recuerdo.com cierta tristeza cuando un amigo me recriminó que leyese Los juegos del hambre y Divergente, alegando que con mis estudios debería leer obras de otro nivel, como las escritas por la pluma del Bardo, y la rabia que sentí por su idea. ¿Acaso habíamos vuelto a los tiempos del debate de la alta y la baja literatura?

Me niego a pensar que hay formas correctas e incorrectas de disfrutar de la lectura de un libro que nos haga gozar. ¡Al cuerno con estas ideas rancias que huelen a alcanfor! Para el poco tiempo libre del que podemos disfrutar, pasémoslo con la lectura que prefiramos y que nos entre por un oído y nos salga por otro las etiquetas y las opiniones maliciosas de otras personas. Esto es una relación entre tú, el libro y el autor y solo tú tienes derecho a valorarla en los términos que prefieras.

Este año llevo varias tentativas de reencontrarme con viejos amores literarios, obras clásicas que tenía pendientes y muchas de las novedades que he ido acumulando en mi nutrida biblioteca. Pero bien es cierto que todos estos cómics me están ayudado a reencontrarme con la satisfacción de una buena lectura (casi) diaria y de ver cómo mi pila de pendientes baja, pero no porque sienta presión sino porque siento placer en devorar cada uno de los títulos que estoy seleccionando para reencontrarme con este gran amor, la literatura.

¿Te ha pasado alguna vez algo parecido? ¿Qué obras te han hecho engancharte a la lectura o reencontrarte con ella después de cierto distanciamiento? ¡Cuéntame tus recomendaciones y qué hace que sean tan especiales para ti en los comentarios!

Más información:

No hay nada concreto, pero lee un buen libro en mi honor.

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